Lo que vemos en el mundo moderno es una verdadera evolución humana. Con un acceso cada vez más amplio a la tecnología y a la avalancha informativa a través de Internet, mantener la atención de los estudiantes es un desafío no sólo para los maestros, sino también para los padres.
El modelo educativo tradicional ya no funciona tan bien, y precisamente se trata de la evolución de la enseñanza que reflejaremos en este artículo, al que asistió Débora Noemi Inouye, socia y directora de Tecnología Educativa de Happy Code.
Echa un vistazo a continuación y descubre cómo este modelo está perdiendo espacio y qué alternativas están disponibles, como la metodología STEM.
¿Por qué el modelo de educación tradicional ya no funciona?
La verdad es que desde hace algún tiempo el modelo educativo tradicional se ha vuelto obsoleto. Los propios expertos en la materia no creen que la metodología tenga un efecto más eficaz que hace unos años.
Esto se debe a una serie de factores, como la presencia cada vez más fuerte de la tecnología en nuestras actividades diarias, el propio cambio de comportamiento de las personas y la globalización.
Sobre este último punto cabe destacar que se han abierto las fronteras, proporcionando a las personas acceso a la modernización. Hoy en día, por ejemplo, es posible «viajar» a diferentes partes del mundo con sólo unos pocos clics.
Otra cuestión es el hecho de que los estudiantes ya no se consideran simples receptores de conocimiento, como sucede en la enseñanza tradicional.
La enseñanza inflexible no trabaja experiencias reales, lo que la convierte en una reproducción teórica. Sin embargo, esto no significa que deba ser totalmente abandonada.
Según Deborah, «el modelo de enseñanza tradicional es interesante para ser utilizado a veces, pero el maestro debe actuar más como mentor en este proceso. El punto es que, si esto se utiliza durante todas las clases en todo momento, termina generando el desinterés de los estudiantes precisamente debido a la falta de protagonismo».
Los desafíos que a menudo requieren que el estudiante ponga las «manos a la obra» generan más interés. Para Deborah, tiene más sentido cuando el estudiante va en busca de la solución al problema, investiga y trabaja para construir algo. Esta iniciativa se traduce en un compromiso y, en consecuencia, favorece el proceso de aprendizaje.
¿Cuáles son las consecuencias de persistir en este modelo de enseñanza?
Uno de los principales retrasos de la persistencia en un modelo de enseñanza tradicional es que los estudiantes no aprenden las habilidades necesarias en el mundo de hoy.
La socia y directora de Tecnología Educativa de Happy Code señaló una pregunta muy importante sobre el tema. Para ella, las situaciones que vivimos en nuestra vida diaria no implican sólo una disciplina, son mucho más complejas.
Todo esto hace que la necesidad de ir tras respuestas más latentes, lo que, a su vez, requiere protagonismo por parte de la persona. Cuando un niño sólo recibe clases de exposición, por ejemplo, difícilmente desarrollará la capacidad de resolver problemas y tendrá dificultades para ser más creativo.
«Si el estudiante trabaja a través de proyectos, también aplica creatividad. En este caso, necesita desarrollar una solución para poder aprender», destaca Deborah.
Del mismo modo, si sólo se trabaja el modelo de educación tradicional en el que el alumno escucha al profesor, se deja de lado la flexibilidad y la resiliencia, así como la capacidad de ir tras soluciones a sus problemas. Esto demuestra que la teoría y la práctica relacionadas son claves para crear un equilibrio.
¿Cuáles son las alternativas a la enseñanza tradicional?
Según la directora de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Alicia Bárcena, en un foro de la ONU, el 65% de los niños tendrá empleos que aún no existen, gracias a los avances tecnológicos.
Independientemente de si sabemos cuáles serán estos trabajos, los niños necesitarán un desarrollo de las habilidades para ocupar cualquiera de estos puestos. El pensamiento lógico, las habilidades de innovación, la flexibilidad, la creatividad, la comunicación y la toma de decisiones son solo algunas de estas habilidades.
En este tema, la socia y directora de Tecnología Educativa de Happy Code complementa la idea de un escritor y futurista sobre la percepción de esta capacidad de aprendizaje.
«Alvin Toffler dijo una vez que el alfabetizado del siglo XXI no será el que no pueda leer y escribir, sino que no sepa aprender, desaprender y aprender. Es por eso que necesitamos reinventarnos cada vez más y recalificarnos».
En Happy Code, el aprendizaje se basa en resolver desafíos. El estudiante presenta una situaciónde «problema» vinculada a un tema de la ONU (como la salud y el medio ambiente), y a partir de esto, se anima a pensar en un proyecto que resuelva este problema, que involucre diversas disciplinas.
Este paso implica la construcción de un prototipo basado en las propias ideas de los estudiantes, que se está perfeccionando a partir de los comentarios y pruebas de la solución presentada.
La programación asociada con las matemáticas, la linguística y el diseño son algunas de las disciplinas que se trabaja. La idea es que los estudiantes hagan una lluvia de ideas y se le ocurra una idea que podría involucrar programación, robótica y artes digitales, por ejemplo.
«Aprender entre equipos es muy importante, teniendo en cuenta el escenario de trabajo futuro. Así, todas estas metodologías y enfoques preparan al estudiante, porque trabajan con el desarrollo de estas habilidades y en la preparación en términos de enfoques y metodologías que también son utilizados por el mercado», señala Deborah.
En este escenario, la tecnología debe ser vista como un medio y un facilitador, y no como un fin en este proceso de aprendizaje.
A través de ella, se crea el compromiso, que es una herramienta importante para la alfabetización digital de estas personas, y es precisamente este punto lo que hace que el modelo de educación tradicional esté numerado