No son temas nuevos las discusiones sobre nuevas metodologías de enseñanza y aprendizaje, pero, después de todo, ¿la tecnología es el enemigo de la educación?
Con la pandemia COVID-19, miles de escuelas y profesores de todo el mundo se vieron repentinamente obligados a confiar en la tecnología para mantener la enseñanza a sus estudiantes.
La experiencia ha sido un gran reto, principalmente porque durante mucho tiempo ha habido resistencia en la incorporación de la tecnología en el entorno escolar. Además, una parte considerable de los profesionales de la zona no están calificados para el uso de nuevas herramientas.
Por un lado, el poder adictivo de Internet y los videojuegos; por otro, el acceso a información de calidad, cultura y contenidos educativos. Después de todo, ¿estas herramientas ayudan o obstaculizan al maestro en sus clases? ¿Cómo obstaculiza o contribuye la tecnología al aprendizaje?
Frente al período que vivimos, la discusión que ya existía se hizo urgente. Sigue leyendo y descubre qué opinamos.
Enemigo tecnológico de la educación: un mito
Cuando las computadoras se hicieron accesibles a la población, la discusión sobre la interferencia de la tecnología en la educación salió a la vanguardia.
Con el avance de Internet, las enciclopedias han sido reemplazadas por Google. Después de eso, vimos nuevas herramientas y funcionalidades que pueden revolucionar la educación.
Incluso si la gente usa teléfonos inteligentes para comprar, pedir comida, trabajar e informarse, todavía hay mucha resistencia a dejar que los dispositivos electrónicos forman parte del entorno escolar.
Pero, después de todo, ¿por qué la tecnología es vista como el enemigo de la educación?
Uno de los principales argumentos para esto es que los teléfonos móviles y las tabletas son elementos dispersantes, y el acceso a juegos y redes sociales sería una tentación irresistible, incluso adictiva, para los jóvenes.
De esta manera, el acceso a la tecnología comprometería el aprendizaje en el aula. Además, Internet ofrece un mundo de respuestas ya hechas, inhibiendo la creatividad, la imaginación, el poder de investigación y la reflexión.
A esto se suma la importancia de la interacción humana para el aprendizaje infantil y la idea de que el acto de escribir es mejor para la retención de contenido que digitalizar.
Por último, muchos padres temen que la exposición excesiva a la electrónica contribuya a la educación de los niños antisociales y sedentarios. También les preocupan el acceso a información inútil y la estimulación del consumismo.
Pero ¿no es esto una visión limitada del impacto de la tecnología en la educación?
Claramente, ninguna aplicación sustituye al profesor, y las nuevas tecnologías deben ser complementarias a los procesos de enseñanza y aprendizaje existentes.
Sin embargo, si miramos de manera más amplia veremos que el balance tiende a ser más positivo que negativo. La tecnología, usada con moderación, no es un villano, y tiene el potencial de ser más un aliado que un enemigo de escuelas y maestros.
La tecnología como aliado: los beneficios
En primer lugar, es necesario decir que no hay un aprendizaje sin sentido, es decir, el proceso debe tener significado para el alumno. No hay desarrollo ni aprendizaje efectivo sin juegos educativos.
Del mismo modo, no podemos ignorar la presencia de la tecnología en la vida cotidiana de los niños y adolescentes.
Cada vez más pronto tienen acceso a dispositivos electrónicos. Juegos, Internet y aplicaciones son una parte relevante de su vida diaria y incorporarlos al entorno escolar trae muchos beneficios, tales como:
- estimular el interés y aumentar el compromiso;
- permitir el acceso a contenido y cultura globales;
- racionalizar y aumentar la eficiencia de ciertas tareas;
- promover la curiosidad, la creatividad y la experimentación;
- trabajar en la capacidad de resolver problemas;
- fomentar el desarrollo de inteligencias múltiples;
- facilitar el contacto personal;
- colaborar para un entorno más diverso y colaborativo;
- facilitar el trabajo del profesor (practicidad y organización);
- crear desafíos y mantener la atención de los estudiantes;
- una educación más inclusiva.
Las generaciones más jóvenes están naturalmente respaldadas por habilidades para el uso de las tecnologías, depende de la escuela y los maestros saber cómo explotar este potencial.
No aprovechar esta oportunidad para hacerlos interactuar y colaborar entre sí mientras aprenden sería un desperdicio de poder para la enseñanza.
Secreto del éxito: equilibrio
Como ya hemos mencionado, ninguna tecnología es capaz de reemplazar el factor humano. Los niños necesitan un mediador del proceso de aprendizaje, de ahí la importancia de empoderar a los maestros para que utilicen las herramientas y utilicen los recursos.
Además, se deben emplear nuevas metodologías de aprendizaje en consonancia con otras actividades: artísticas, manuales, físicas, etc. En la educación de la primera infancia, por ejemplo, la tecnología multimedia contribuye a la creación de un ambiente lúdico. El uso de vídeos, música y juegos enriquece el aprendizaje.
Los más grandes pueden crear contenido, ejerciendo la imaginación. Los juegos que promueven la búsqueda de la resolución de una situación problemática también son una opción.
Pero la asociación de educación y tecnología puede ir más allá de la escuela tradicional. Los cursos tecnológicos, como los ofrecidos en Happy Code (robótica, desarrollo de juegos y aplicaciones, programación y otros), promueven la educación digital completa.
La metodología STEAM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Artes y Matemáticas), utilizada en el desarrollo de nuestros cursos, emplean interdisciplinariedad. Con él, los niños aprenden contenidos específicos integrados con diversos campos de conocimiento, desarrollando habilidades como la asociación de ideas, la resolución de problemas y la creación de mapas mentales.
Hemos visto que la integración de las nuevas tecnologías en los entornos de aprendizaje es inminente y necesaria. La fuerza de la transformación digital en otros sectores es innegable y ya no hay forma de posponer en este segmento.
Sin embargo, es esencial nunca olvidar que la tecnología no anula la necesidad de contacto humano en el proceso de enseñanza de aprendizaje. Por lo tanto, la máquina nunca tomará el papel de educador del hombre.
Por lo tanto, apostar en una escuela de tecnología como una actividad extracurricular es una manera de completar la educación o llenar un vacío dejado por la educación escolar tradicional.
Aunque muchos ven la tecnología como el enemigo de la educación, puede ser muy beneficiosa para el aprendizaje y el desarrollo de su hijo. Ahora que entiende que la educación y la tecnología deben ir de la mano, póngase en contacto con nosotros y programe una reunión gratuita para aprender más sobre nuestros cursos y metodología.